lunes, 28 de enero de 2019

10 de 10 para Panamá y el mundo en la “Jornada Mundial de la Juventud 2019”


La Jornada mundial de la juventud 2019 en Panamá nos deja grandes lecciones para una real conversión independiente de la religión que profesemos.

La primera de ellas es la confirmación de la posibilidad de celebrar juntos la espiritualidad que une a lo seres humanos, especialmente a los jóvenes a quienes la mayoría de las veces solo se descalifica.

Esa juventud pudo decirle al mundo, que son acción, movimiento, que son capaces de “hacer lío” (parafraseando al Papa) donde su espiritualidad los llame.

A nuestro país especialmente, le dio la oportunidad de probarnos una vez más. Recibir, acoger peregrinos de distintas partes del mundo, así como, organizar un evento de esta magnitud lleva una carga de responsabilidad mayor.

23/1/19


El panameño de a pie no podía creer lo linda que estaba la ciudad, lo organizada que se veía desde una semana antes. Quedó demostrado, una vez más que sí podemos. Unimos al mundo una vez más. Asumimos la misión, de ser puente del mundo y corazón del universo una vez más.

Más de 170 mil visitantes aproximadamente fueron testigos de los atributos de un país alegre y sobre todo amigable en sus servicios y hospitalidad. Esa es la principal ganancia.

Fue esa hospitalidad, que, acompañada de hermosos días de verano, la que hizo posible brindar el escenario perfecto para que un mensaje sencillo, amigable, pero sobre todo motivador, se esparciera por todo Panamá y el mundo.

Panamá con todos sus contrastes, desde los rascacielos modernos con una Cinta Costera adecuada para cada una de las actividades programadas, hasta la humildad de los residentes de comunidades populares como Las Garzas, en Pacora, que no dudaron en expresar su fe y alegría por el encuentro con el Papa Francisco, fueron los atributos tangibles e intangibles que hicieron que la imagen de nuestro país quedara en el top of mind del mundo.

Por otro lado, no podemos dejar de mencionar como la imagen de la iglesia se refrescó indiscutiblemente, con la gracia del Papa Francisco, que conectó espontáneamente con todo aquel que anhelaba verlo, escucharlo y hasta tocarlo.

El Papa Francisco supo hablarle a cada audiencia, especialmente a los jóvenes por supuesto. Adecuar la imagen de Virgen María como la influencer que cada uno debe aspirar a convertirse, fue compartir la palabra y dejar la enseñanza en mismo lenguaje y realidad de la juventud.

Los medios de comunicación por su parte cumplieron con la función de crear, construir y mantener un ambiente de solidaridad, espiritualidad y gozo al transmitir cada evento.

La JMJ sirvió para abrir el debate religioso en un ambiente realmente espiritual. Al final las palabras del Papa permitieron elevar dicho debate a la responsabilidad que como individuos tenemos al hacernos cargo de la forma en que ponemos en práctica esa creencia que defendemos como buena. ¿Lo hacemos realmente? ¿Cómo lo hacemos? Me encanta cuando un encuentro me deja preguntas porque me invita a la reflexión constante.

Todos sacamos 10 de 10, por ende, todos, Panamá y el mundo, debe aprovechar cada palabra, cada mensaje, cada muestra de gratitud que nos deja la jornada mundial de la juventud.

Panamá y el mundo deben aprovechar este gran encuentro espiritual para renacer en lo que nos une, que no es más que el amor de Jesús.

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